SI DEJARAS DE CREER EL MITO DE QUE LA GENTE NO LEE, POSIBLEMENTE CONTRATARÍAS UNA COPYWRITER

Te diré más.

Si supieras qué es el copywriting, buscarías una vendedora que sabe redactar, en vez de un redactor que escribe para vender.

Ah, ¿no sabes la diferencia? Pues te lo cuento aquí abajo.

En el año 2021 en España se vendieron alrededor de 187 millones de libros, en formato papel y digital.

En serio, ¿vas a seguir afirmando que la gente no lee?

Leemos lo que nos interesa.

Y ahora piensa: ¿por qué tu posible cliente va a invertir su tiempo en ese presupuesto que le acabas de enviar?

Sí, sí, ese documento con muchas páginas y unas condiciones kilométricas que compiten con una versión antigua de El Quijote.

Es poco coherente, ¿verdad?

Y como a mí me gusta la coherencia, desde InLines Copywriting me propongo:

 Derribar el mito que la gente no lee, porque la gente te leerá cuando tus textos conecten con ellos.

Y defender que todos los textos deben tener una estrategia detrás.

Ganar la batalla a aquellos que piensan que el copywriting va más de escribir que de vender.

Cuando, en realidad, escribir es
lo menos importante.

Si buscas una vendedora que redacte textos persuasivos, solo tienes que rellenar el formulario.

¿Empezamos?

Y, para explicarte la diferencia entre vender con la comunicación persuasiva o ser un redactor que intenta vender, te cuento una historia.

Este es el viaje que me transformó de estudiante de traducción a superwoman con poderes para vender con las palabras.

Lo que los estudiantes de traducción saben sobre el arte de contar historias.

Los traductores transformamos los textos para conectar la cultura diferente a la que se dirige el texto original.

Porque una buena historia sirve de poco si no se adapta al público que la lee.

Y por muy buena que sea, tendrá que conectar con tu cliente ideal.

Para la redacción persuasiva necesitas mucho más que una carrera de letras

Esto va en mi contra, lo sé, pero te voy a ser sincera: estudiar traducción me enseñó el arte de contar historias de otros, pero no me enseñó a vender.

Sí, aprendí a redactar bien y a comunicarme de manera eficaz, pero no tenía ninguna asignatura que enseñaran empatía

De primero de columpios para la venta:

 

Aprende a escuchar y empatiza con tu cliente para que sepa que le entiendes.

 

En vez de escribir, empatiza.
No vale con la frase que ahora se ha puesto de moda en plan “no estás solo”.
Va de empatizar de verdad.
Y eso lleva mucho más que un título o dos.

Lo que te enseña ser recepcionista en urgencias y que no aprenderás en un máster de marketing y comunicación.

Mientras estudiaba en la universidad, trabajé de recepcionista en un centro de urgencias en una zona turística.

Cuando alguien entraba porque necesitaba un médico, yo le entendía para que se sintiera lo más a gusto posible dentro de su desgracia.

Empatizaba y le ofrecía mi total atención para que el tiempo de espera le fuera más llevadero.

Por cierto, sí.

También tengo un máster de marketing y comunicación, pero eso no me enseñó nada de atención al cliente.

Lo que tienen en común una camarera en Viena, una organizadora de eventos y una profesora de una universidad en Inglaterra.

Cuando vivía en Viena, no ponía cervezas. Te ofrecía la posibilidad de sentarte en un sitio calentito mientras fuera estábamos a 10 grados bajo cero

Cuando organizaba eventos, no había margen para el error. No vendía bodas: vendía el día perfecto que recordarías para siempre.

Cuando impartía clases de español en la universidad de Durham, no aprendías español. Hablabas lo necesario para ligar de fiesta en la Costa Dorada.

¿El punto en común? Que todos los trabajos tenían algo que me apasionaba: la cerveza artesana, los eventos felices o la transmisión de mi conocimiento.

Para aumentar las ventas, olvídate de vender, consigue que el cliente te compre.

Y, para que esto ocurra, tú tienes que creer que tu producto o servicio vale la pena. Y yo, también.

No me gusta trabajar a medio gas. Soy de blanco o negro.

Para trabajar con un nuevo proyecto, primero me pregunto si yo compraría lo que vendes. A partir de ahí, investigo y trabajo como si fuera tu fan número uno.

Me aluciflipan los negocios que aportan un granito de arena para hacer de este mundo un sitio más amable.

Lo que aprendí cuando pasé de chica para todo a adjunta de dirección.

Empecé a trabajar en una empresa de software de gestión empresarial cuando tenía 26 años.

Por aquel entonces, ya había trabajado en infinitos sitios y había estudiado másteres por encima de mis posibilidades.

Aterricé en un sitio donde mi perfil de chica para todo encajaba muy bien.

Durante los 12 años que invertí allí, aprendí todo lo que sé sobre estrategia de negocio.

Al principio, cogía el teléfono y reclamaba pagos.

Para eso hay que encontrar las palabras justa. Porque ¿a quién le gusta que le digan que tiene una deuda de miles de euros y que debe pagarla?

Luego me convertí en consultora de un software de gestión hotelera.

Fue un reto aprender a defender un producto, a recoger objeciones de usuarios y a escribir manuales de programa.

Y finalmente me ascendieron.

Me convertí en la mano derecha del director de uno de los departamentos y mis responsabilidades aumentaron.

Y gracias a esto aprendí a:

Liderar reuniones de venta y demostraciones de producto.

Allí estaba yo, vendiendo un software de gestión empresarial a hombres trajeados con poco tiempo y mucho conocimiento.

Gestionar equipos de programadores y traducirles las necesidades de los clientes.

En serio, ¿has intentado entender a un programador? Parece que son de otro planeta y que hablan idioma extraterrestre.

Transformarme en superwoman de la noche a la mañana.

Porque no todos los días una tiene la oportunidad de aprender de estrategia de negocio de la mano de personas que llevan toda la vida vendiendo servicios y dirigiendo empresas.

Tenía que estar a la altura.

Para vender con tus textos, quizá sea una buena idea que los redacte alguien que sepa vender

No soy copywriter porque se me dé bien o porque no sabía qué hacer con mi vida o porque escriba con cierta gracia.

De hecho, jamás me hubiera dedicado a la redacción publicitaria si no hubiera entrenado mis superpoderes con atender a pacientes, servir cerveza, organizar bodas, enseñar español e inglés, dar clases de repaso o negociar con clientes.

Si redacto para ti, aprovechas todo mi conocimiento sobre ventas.

Esta es la experiencia que aporto para ayudarte a ti y a tu negocio. No mis palabras.

Todos sabemos escribir, aunque vender a través de las palabras quizá es algo que no debería hacer todo el mundo.

Si quieres textos redactados por una profesional de las ventas, dale al botón y rellena el formulario.

Me llamo Rosa Pujol y escribí mi primer relato a los 6 años en unas cuartillas de 10X7 donde mi madre anotaba los números de teléfono de todos sus conocidos.

 

Redacté una versión diferente de Caperucita Roja y devolví todas las fichas en la caja verde de la estantería de su habitación.

 

La historia le pareció tan original, que no se molestó en enfadarse por haberle rayado todos los contactos.

Ya no utilizo esas cuartillas y ya no tengo archivadores verdes en casa, aunque sigo conservando el amor por los relatos.

Ahora uso el arte de contar historias para diferenciarte de tu competencia

En el fondo, le pongo palabras a tu idea para que el corazón de tu negocio empiece a latir.

Y quizá en este punto esperas que te cuente un montón de razones para convencerte de por qué deberías contratar mis servicios.

Siento decepcionarte.

Con contarte mi trayectoria, ya he cubierto el cupo de hablar de cosas serias.

Lo que sí te voy a contar es faceta más mundana, porque toda superwoman tiene un lado humano.

Aprendí a leer El Principito con mi abuelo antes de empezar primaria.

Vamos, que eso de “llevo leyendo toda la vida” es literal.

Pero si te dijera que “desde pequeña que me gusta leer y no concibo mi vida sin libros” estaría diciendo lo mismo que todo el mundo, ¿verdad?

Tuve a mi primera hija, Arlet, en marzo de 2020, dos días antes que una pandemia mundial nos confinara durante semanas.

Mi segunda hija, Cloe, llegó en enero de 2022, en plena cresta de la sexta ola.

Tengo un máster de gestar y parir pandemials. Lo mío es vivir al límite.

Leo cinco cuentos a mis hijas cada noche.

Los mismos cinco cuentos.

Cada noche desde el día que nació mi primogénita.

Sí, de esto no hay superpoder que me salve: mis hijas son persistentes, como yo.

Tardé 38 años en saber lo que quería ser de mayor.

Decidí ser copywriter cuando tuve la certeza de que mi experiencia profesional y mi conocimiento de estrategia de negocio era un valor diferenciador en mi sector.

Finalmente, me certifiqué como copywriter profesional en la Escuela de copywriting de Maïder Tomasena.

Siempre he creído que todos tenemos un superpoder, algo que se nos da bien.

Mi objetivo es que focalices tus energías en dedicarte a lo que realmente te motiva.

Tú inviertes tu tiempo en tu producto o servicio y yo lo transmito al mundo.

“Vaya, esto que dices me gusta y creo que podrías ayudarme con mis textos”

Bien. Ahora ya sabes que:

Para la escritura persuasiva necesitas más que una carrera de letras

Para aumentar las ventas, debes conseguir que el cliente te compre

Para vender con tus textos, es una buena idea encontrar a alguien que los redacte con experiencia en la venta

Ahora solo te queda emprender tu camino, y yo te acompaño.

Si no quieres delegar esto de redactar, te muestro cómo generar contenido único que ni la IA va a poder crear.

Descárgate gratis la guía definitiva de ideas de creación de contenido y pónselo difícil a tu competencia.